La tubería se fabrica mediante un proceso de engargolado helicoidal, lo que le da una gran resistencia. Además, se fusiona en frío para asegurar que no haya filtraciones, cumpliendo con las normativas de calidad. Para garantizar la estabilidad, el espacio entre la nueva tubería y la estructura original se llena con un material fluido estructural.
Este sistema está regulado por normas específicas que aseguran su eficacia y durabilidad, lo que lo convierte en una opción confiable para la rehabilitación de alcantarillas y conductos.